Sánchez busca la foto en Kiev pero teme que Zelenski le dé portazo como al presidente alemán

Pedro Sánchez quiere tener su foto en Kiev. En la guerra. Tras el encuentro presencial de Volodimir Zelenski con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el jefe de la diplomacia comunitario, Josep Borrell, y el primer ministro británico,Boris Johnson, que viajaron a la capital de Ucrania hace unos días, el presidente español quiere ser el próximo. Pero antes quiere saber si será recibido por Zelenski o no.

Por eso, desde hace unos días, ante un viaje que tendría un fuerte contenido político -y generaría tensiones con sus socios de Podemos- Moncloa está tanteando al gabinete de Zelenski y a la Embajada ucraniana en Madrid para no recibir un portazo como el que recibió el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier. Paralelamente, los escoltas han pedido informes a la Policía por si es posible garantizar la seguridad del presidente, que tendría que hacer parte del desplazamiento en tren o por carretera.

El Gobierno y el propio Sánchez son conscientes de que su relación con el presidente ucraniano no es la más optima. Aunque en su intervención en el Congreso fuese más contenido de lo que muchos se esperaban, teniendo en cuenta las críticas que había vertido previamente por el papel de España en relación a la invasión que estaban sufriendo, las críticas han sido constantes. El volantazo dado por el jefe del Ejecutivo, a pesar de la opinión de Podemos, fue clave para relajar la tensión entre España y Ucrania.

Pero aún así en Moncloa hay temor a que Kiev pueda rechazar también el plan de viaje del presidente español a la capital ucraniana. Tal como ocurrió con el jefe de Estado alemán, por sus vínculos con el Kremlin y la tibieza con la que los germanos han actuado durante estos meses de guerra. Una tibieza similar a la del Gobierno español que, al inicio de la invasión, se quedó solo en su rechazo en enviar material ofensivo al Ejército ucraniano.

Dudas sobre la seguridad

Uno de los aspectos más problemáticos que le plantea a Moncloa un viaje oficial de estas características es la seguridad. Ucrania es escenario de una guerra y, aunque las tropas rusas ya se han retirado del frente de Kiev, la capital aún sigue al alcance de la artillería y la aviación rusa. Además, Moscú no ha renunciado oficialmente a uno de sus planes iniciales de la ofensiva: matar a Zelenski. Por ello, estar cerca del presidente ucraniano ya supone un riesgo de por sí.

El Ejecutivo es consciente de la complejidad que supondría en materia de seguridad que Sánchez visite Kiev. Y por ello, según ha sabido OKDIARIO, el equipo de seguridad del presidente ya ha consultado con otras fuerzas de seguridad del Estado para conocer qué tipo de despliegue sería adecuado para que ese viaje se realice con plena protección para Pedro Sánchez. Hasta ahora solo se ha acercado a la frontera de países OTAN.

En esas consultas se ha involucrado tanto a la inteligencia civil como a la militar, así como al Ministerio del Interior. Existen varios problemas: el uso de personal militar tiene un encaje legal imposible, ya que no se puede desplegar en zonas de guerra en las que España no está involucrada, dado que crearía un problema añadido al considerarlo Rusia una intromisión.

La otra opción barajada es la de que a Sánchez le acompañen miembros de la Policía Nacional. Una opción factible, ya que efectivos de esta unidad especial ya fueron desplegados en Ucrania para sacar del país a ciudadanos y diplomáticos españoles al inicio de la invasión, y además forman parte del mismo cuerpo que se encarga de la protección a las autoridades.

Las fuentes consultadas, por otra parte, aseguran que los organismos de seguridad consultados por Moncloa desaconsejaron tajantemente la presencia del presidente en Kiev.